Los hijos del Presidente: Evo Morales y la seleccion Nacional de Bolivia
jueves, 15 de julio de 2010
Los éxitos de Azkargorta son bien conocidos. Es el técnico español más internacional de la historia, habiendo entrenado a dos selecciones sudamericanas, la chilena y la boliviana, a un equipo japonés, el Yokohama Marinos, y a un mexicano, el Chivas. También fue director deportivo del Beijing Gouan chino. Pero es más conocido por haber logrado que Bolivia regrese a jugar un Mundial de Fútbol en 1994, luego de 44 años de no hacerlo. Sus participaciones anteriores, en 1930 y 1950, habían sido por invitación.
Aunque el proyecto presentado en días pasados no lleve el nombre de “los hijos del Presidente” y no tenga el aval de la Federación Boliviana de Fútbol, la iniciativa presidencial lleva la aspiración de descubrir a jóvenes talentos que podrán ser la base de la futura selección nacional.
Los fracasos deportivos de nuestros equipos desde hace muchos años, ya sea a nivel de selecciones como de clubes en torneos internacionales, han hecho crecer cada vez más el pedido, hoy clamoroso, de la afición, para buscar verdaderos cambios, profundos y no superficiales, que generen nuevas raíces y permitan, sino en los plazos inmediatos, de aquí a unos años observar el progreso boliviano a nivel futbolístico.
El vasco, primero prestó atención a una idea que nació del presidente Evo Morales, conocido en todo el mundo, más allá de su posición política, por su inclinación a la práctica del fútbol. Y acto seguido, elaboró un proyecto sustentado en cuatro pilares a los que él les llama ‘patas’, convencido de que es el ideal para comenzar a andar por el camino correcto.
Una escuela de fútbol profesional, abierta a jóvenes a partir de los 15 años; la creación de una fundación, que sustente éste y otros proyectos; una página web, conforman parte del proyecto que Azkargorta sugiere incorporar, a fin de —con el tiempo— entregarle una base sólida a la Federación Boliviana de Fútbol —si ésta la acepta— para, ahí sí, soñar con la clasificación a los mundiales que vendrán a partir del 2014.
Evo, siguiendo con su línea de cambio, ha dado el primer paso al convencer al hombre más exitoso del fútbol boliviano de los últimos años, a encabezar un proyecto deportivo que a estas alturas ya es imperioso poner en marcha, pero también deberá darle la oportunidad no sólo de nacer, sino de crecer, lo que implica generar un espaldarazo continuado, tanto político como económico. Si es así, será una buena señal, el puntapié inicial para cambiar y mejorar.
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